Se juega en un tablero dibujado en el suelo que tiene forma cuadrada y consta de nueve posiciones en tres filas y tres columnas, iguales en su disposición. Hay por lo tanto una posición interior (en el centro del cuadrado) y ocho exteriores, cuatro de las cuales ocupan los vértices del cuadrado y las otra cuatro los puntos intermedios de los lados.
En el juego se usan piedras o tapas de botellas y participan dos jugadores.
El objetivo del juego es conseguir, por medio da colocación de las fichas y posteriores movimientos, un alineamiento de tres del mismo jugador, que van haciendo turnos para colocar o mover las fichas. Las únicas combinaciones válidas son tres disposiciones horizontales, tres verticales y dos diagonales. Cuando se logra el objetivo el ganador avisa al otro jugador diciendo ¡tres en raya!, que es de donde le viene el nombre.
Hay varias modalidades de juego. En las más habituales las fichas se ponen hasta llenar el tablero y no pueden moverse. En otra, cada jugador cuenta con tres fichas y, una vez están las tres colocadas, van alternativamente cambiando la posición una a una para ocupar otro lugar vacío.
Es un juego de gran utilidad en la formación del jugador, ya que las posibilidades de colocación de las fichas son limitadas pero muy variables.
Niños jugando en el patio de la escuela de Nebra, en una muestra de juegos antiguos organizados por una joven de la parrqouia y gente mayor.
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