La gaita
 

La finalidad de este juguete era la de pitar o silbar, rivalizando entre nosotros a ver cuál era el que lo hacía mejor.

Para su realización se necesitaba únicamente una navaja y un trozo de caña de las usadas en la viña, tiernas, por lo que la mejor época para ello eran los meses de primavera. Su longitud podía oscilar entre los 5 y los 10 cms. y su diámetro debía ser de 2 cms. aproximadamente. Era menester que uno de los extremos coincidiese igualmente con un nudo.

Una vez que se disponía de este trozo, se practicaba con la navaja una incisión alrededor hasta que tocase la madera, a unos 2 cms. del nudo. Era ésta una operación delicada, pero sencilla. Para ello, se tomaba la navaja por la hoja y con la empuñadura golpeábamos secamente toda la superficie, a partir de la incisión practicada y en dirección al extremo sin nudo. De esa forma, quedaba prácticamente separada del núcleo central o leño, del cual se separaba sujetando con la mano izquierda por el extremo del nudo y con la derecha apretando fuertemente la corteza y dándole a ésta un giro de 90º , separándola así del tronco.

Una vez vuelta a su posición inicial, en el extremo anterior u opuesto al nudo se practicaba un corte de 45°. A continuación, y a 1-1,5 cms. de dicho extremo, a la altura y opuesto al remate del corte anterior, se hacía un rebaje en V que alcanzase aproximadamente la mitad del tronco.

Los mejor preparados incluso le hacian unos pequeños ajugeros para poder cambiar el sonido con los dedos de la mano, como si de una flauta se tratase e incluso había quien incrustaba dos piezas.

 
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